El mantenimiento preventivo es una práctica esencial para garantizar el funcionamiento óptimo de los sistemas y equipos de tecnología de la información (TI). Consiste en realizar actividades planificadas y sistemáticas para identificar y corregir posibles problemas técnicos antes de que se conviertan en incidentes críticos.
Los objetivos del mantenimiento preventivo incluyen reducir el riesgo de fallos en los sistemas y equipos, mejorar la disponibilidad y el rendimiento, optimizar la vida útil de los equipos, garantizar la seguridad de la información y los datos, y proporcionar un entorno de trabajo más eficiente y confiable.
Además, el mantenimiento preventivo ayuda a minimizar los costos de mantenimiento y reparación, mejora la satisfacción del cliente al garantizar un servicio continuo y de alta calidad, reduce el impacto ambiental y el consumo de energía, y garantiza la integridad de los sistemas y equipos.